Era fácil continuar la que fue primera
entrada de este blog, “Estereotipos de ¿felicidad?”, puesto que uno de los
grandes ejemplos de que vivimos absolutamente condicionados por lo que nos
marca la sociedad son las Redes Sociales, que cómo bien dice siempre Andrés Suárez con la frase que da título a este post, tienen de todo menos que son
sociales.
Vaya por delante que soy el primero que
usa las habituales, que posturea de vez en cuando y que cotillea más de lo que
me gustaría, pero ha terminado el verano y es probablemente la época en la que
más envidio a la gente que vive 100% la realidad y no sabe nada del mundo
virtual, ese en el que la mayoría de los humanos pasamos horas y horas.
Parece que ya no se puede disfrutar del momento
si no se lo cuentas a tus ‘followers’, o que si no felicitas a alguien sin
subir una foto juntos, no le has felicitado, aunque le llames o le veas en
persona el mismo día de su cumpleaños.
Precisamente no son sociales por eso,
porque nos están rompiendo todo tipo de contacto personal, ahora todo es a
través de una pantalla y, lo que es peor, ya es público para todo el que lo
desee.
Aparte de usarlas mucho, también
reconozco que tienen cosas positivas, pero si hubiera una balanza entre lo que
nos aportan o nos quitan, sinceramente no tendría claro qué lado ganaría. No
exagero cuando digo que conozco a demasiada gente que valora más un puñado de
‘likes’ que una llamada con un ‘¿qué tal estás?’ o, si me pongo más
melancólico, un abrazo. Pero ellos se lo pierden.
Tampoco quiero que se entienda este post
como que soy de esos que se creen con superioridad moral sobre los que usan
Redes Sociales, puesto que también es una actitud que me repatea, ya que no me
creo mejor ni peor que nadie en ese sentido, simplemente me da pena que ya no
se valoren tanto ciertas cosas que creo fundamentales. Pero allá cada uno con
lo que elige y a lo que da prioridad en su vida, lo mío es una opinión igual de
válida que las demás.
Yo seguiré intentando dar abrazos, hacer
llamadas y quedar con la gente a la que más me importa cuidar en la vida: los
amigos.